viernes, 22 de agosto de 2008

2.1. La Vieja Providencia y Santa Catalina Islas patrimonio cultural y natural del Caribe Colombiano: Reserva Internacional de la Biosfera


Las islas de Old Providence y Santa Catalina, forman parte del Archipiélago colombiano de San Andrés y Providencia en el Mar Caribe Occidental. Es considerada como una de las zonas de mayor belleza natural e importancia histórica, social y cultural de Colombia y de la Gran Cuenca del Caribe. Sus 4.500 habitantes, en su mayoría de raza negra, son portadores de una cultura raizal, ancestral y tradicional que han sabido conservar a pesar de los procesos de aculturación por la cual ha tenido que pasar.

Esta cultura, la cual tiene su base en la riqueza de sus recursos naturales, tanto animales como vegetales. Dentro de esta gran riqueza cultural encontramos la gastronomía, la cual en su expresión más simple y directa, es decir, cómo el hombre isleño ha solucionado el problema del alimento, es el resultado de la rica amalgama histórica y racial de diversas culturas como las indígenas, europeas, y africanas y su proceso de adaptación con el medio natural insular. Esta característica es la esencia de la identidad del Providenciano.

El Archipiélago, por su estratégica situación geográfica en el Mar Caribe y su riqueza en recursos naturales, ha sido un permanente escenario de procesos históricos de posesión, ocupación y colonización de españoles, franceses, ingleses, holandeses, norteamericanos y colombianos continentales dejaron sus huellas en la cultura que hoy caracteriza a la pueblo raizal que habita el Archipiélago colombiano. Formando parte de este complejo y rico crisol cultural, está la población negra que los colonizadores importaron como esclavos de África. La población negra que llegó trajo y adaptó su cultura y sus lenguas a las nuevas circunstancias en el que se encontraba. De allí surgió el inglés caribeño o criollo hablado en el Archipiélago, símbolo por excelencia de la identidad cultural raizal y de esta nueva síntesis histórica, social, cultural e incluso biológico.

Además de la riqueza cultural que se encuentra en esta Reserva de la Biosfera, estas islas volcánicas son representativas para el mundo por poseer características ecológicas muy singulares. Sus bosques y el extenso complejo arrecifal coralino que las rodea constituyen, a parte de su belleza extrema, como uno de los ecosistemas de su tipo más productivo debido a su enorme diversidad biológica.
La porción terrestre de las islas representa uno de los pocos refugios que ha encontrado la vida en medio de la inmensidad del Caribe occidental. La vegetación dominante es un bosque seco de transición entre seco y húmedo y son considerados entre lo mejor conservados del Caribe y como un centro importante de biodiversidad florística y faunística por su alta concentración de especies por metros cuadrados.

Debido a las especiales condiciones naturales y culturales, anotadas anteriormente, y las oportunidades que estas islas ofrecen para conciliar las relaciones hombre-entorno natural y para promover modelos de desarrollo sostenible, en noviembre del año 2000, el Departamento fue declarado Reserva de la Biosfera, con el nombre de “Seaflower”[1], por el Programa del Hombre y la Biosfera de UNESCO. En este sentido, se concibe a la cultura raizal y su territorio ancestral, como un verdadero laboratorio para la investigación, observación y conservación. En esta Reserva de Biosfera la conservación de la riqueza ecológica terrestre y marina, es garantía para mantener el sustento de los elementos más esenciales de la cultural raizal y la misma supervivencia.


El nombre de “Seaflower” hace honor a la embarcación en la que llegaron los primeros pobladores permanentes de las islas: ingleses puritanos que se asentaron en Providencia entre 1629 y 1640.


[1] El nombre de “Seaflower” hace honor a la embarcación en la que llegaron los primeros pobladores permanentes de las islas: ingleses puritanos que se asentaron en Providencia entre 1629 y 1640.

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